lunes, 12 de julio de 2010

Ensayo: Educación, vocación, profesores y yo.

Resulta increíble pensar que ya ha transcurrido un semestre desde que todo esto comenzó, este sueño, esta aventura, la cual disfruto día tras día.

La verdad es que no recuerdo muy bien cuando fue que tomé la decisión de querer ser profesora, sé que fue en el colegio aproximadamente tercero medio, en realidad siempre tuve claro que quería desempeñarme en un oficio que tuviese relación con interactuar a diario con mucha gente.

Poco a poco este punto se fue haciendo más concreto al darme cuenta por mi facilidad de explicar cada vez que mis compañeros no entendían algo sobre la asignatura de lenguaje y comunicación, ramo en el que siempre me destaqué y tuve siempre gran estima y gusto.

Por otro lado, tuve la suerte de tener profesoras del área muy significativas y con las cuales sostuve una relación muy cercana en mi enseñanza media. Por ende el lazo entre la asignatura y yo creo que cada día se iba haciendo más estrecho.

Como no reconocer la labor del profesor, como no amar el simple hecho de que seremos los encargados de ayudar en un buen porcentaje, en la formación de muchos adolescentes,, algunos un tanto contrariados por la edad, otros un tanto más esquivos y estarán los que simplemente se darán a querer.

Como sabemos, y hemos aprendido, la educación es la base del hombre y por ende sin ella estamos como vacios, hoy en día una persona sin educación inevitablemente es excluido por la sociedad y por el mismo, por no poder ni sentirse capaz de ser parte de “algo”.

El problema que surge tras lo anterior, es que desgraciadamente estamos insertadas en una sociedad en donde la educación no resulta ser una prioridad de gobierno y los recursos otorgados a esta área aun son muy escasos para todo lo que se pretende lograr.

Pero aunque lo anteriormente expuesto es un problema que nos atañe a todos como sociedad, quisiera continuar mi ensayo refiriendo a que es lo que pretendo ser a futuro como educadora, y es que tomando las palabras del pedagogo y escritor español Jaime Cela, lo más importante es…”Jamás me cansaré de repetirlo: el primer deber de los maestros es amar a sus alumnos y alumnas".

Esto desde mi punto de vista, es completamente cierto y a la vez la base de lo que debiese sentir todo educador por su profesión, ya que, no cualquiera puede ser profesor, no todos poseen y tienen la vocación por la enseñanza perse, por ende, debemos valorar a siempre a nuestros profesores que día a día se esfuerzan por motivarnos, formarnos en nuestro camino ya previamente trazado. Y en el incentivo de educarnos para ser los mejores.

Y ojo con lo anterior hablo netamente de educación y de un todo, y no tan sólo de una instrucción de conocimiento, el objetivo es que:

… "Y así, los nuevos educadores en ningún momento tratarán de ser meros transmisores del saber, ni siquiera habrán de conformarse con la mera relación instructiva, sino que en todo momento será su ideal el formar hombres nuevos y esto significa atención a todas las facultades del hombre, físicas y espirituales." (Francisco Giner de los Ríos).

Lo anterior debía ser expuesto, porque no debemos olvidarnos que estamos formando personas y por ende esta educación no puede ser tan sólo formativa, por el simple hecho de que no somos máquinas y necesitamos de la otra parte la cual el educador igualmente debe entregar.

Se que me queda mucho por aprender, seguir formándome y para eso aún me quedan cuatro años y medio, para sí ser la mejor en mi oficio y desempeñarme satisfactoriamente ante mis educando. Y lo que es más importante aún y en palabras de Viktor Frank en su ensayo “El hombre en busca de sentido”.

Es que en mi caso particular, el sentido de mi vida, está completamente claro y sé qué será este el que me llevará por el camino de la felicidad y la plenitud. Ya que al amar lo que haces es aprender a amarse también un poco más uno mismo.

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